Apetito 68.

 Estoy inventando, esto es un cuentico. El maestro Pertúz madrea 3 veces mientras que carga los bultos de tierra que ha de colocar en la plaza del pueblo que ha decidido intervenir, llora su desgracia al tener que ir hasta tan lejos con tal de no perder una apuesta que hizo con uno de sus acreedores, éste le prometió perdonarle la deuda si conseguía plantear un proyecto más grande que todos los anteriormente desarrollados luego de observar en una galería unos pequeños textos como para oftalmología que llamaban al espectador a mirar bien, con lupa, los problemas de este país. El señor se dijo, esto no puede ser posible, es tan sencillo que los pude hacer yo mismo, la creatividad debe ser algo más grande que un pequeño panfleto, y ahora Pertuz se molesta de haber aceptado tal oferta como si la imaginación fuera puesta a un golpe de dados. Todo sea por mis hijas, se repite, que necesitan dinero para su manutención, y además yo debiéndole a este señor, todo sea por la posibilidad de librarme de él. Y con resignación termina de organizar los bultos para la exhibición. Al cuarto de hora aparece el cobrador con el alcalde, estamos listos para la presentación de tu gran obra, qué se siente exponer tan lejos de tu tierra? Y Pertuz contesta con una mueca, esta tierrita es de todos, es también mía, cuánto cree que cuesta mi tierra? No la venderé al mejor postor. Jajajaj, ahí perdonarán la improvisación.

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